Los carbohidratos representan la principal fuente energía para el cuerpo, pero entre ellos algunos son de asimilación rápida o sea que brindan energía instantánea pero por muy poco tiempo y son los del tipo simple, como el azúcar blanco por ejemplo y sus derivados. En cambio existe otro tipo de carbohidrato conocido como complejo, que brinda energía por más tiempo ya que su asimilación es más lenta y por lo tanto más saludable.
En el caso del carbohidrato de asimilación rápida como el azúcar, entre los problemas que puede causar al organismo se encuentran los desequilibrios de la glucosa, que en el tiempo y en el peor de los casos puede motivar el desarrollo de la diabetes. Sin embargo los del tipo complejo evitan este problema y por ello son los más recomendables, encontrándose por ejemplo en los granos y harinas integrales.
Así, podríamos identificar como malos carbohidratos a los que provienen de los alimentos procesados, azúcares refinados y aceites hidrogenados (grasas trans) que se deben evitar y por otro lado los hidratos de carbono buenos como los que se encuentran en los alimentos integrales, tales como granos, frutas, verduras, semillas, frutos secos y aceites prensados en frío como el aceite de oliva, que pueden aumentar nuestra calidad de vida alejando las enfermedades y también nos ayudan a perder peso.
Por esta razón las dietas bajas en carbohidratos cuando prácticamente eliminan a casi todos, están eliminando aquellos que son muy saludables, siendo lo ideal optar por reducir solo los del tipo simple y en tal caso sus efectos serían más saludables.
Pero, otro factor negativo para la salud respecto de esta dieta es que incrementa el consumo de proteínas y estas en exceso son perjudiciales para la salud, ya que se descomponen en purinas y esta elevan los niveles de ácido úrico en sangre, estimulando entonces a procesos inflamatorios que por lo general atacan a las articulaciones y puede estimular la aparición de la artritis.
En resumen, como siempre las dietas para que sean saludables, deben ser variadas, según aconsejan los mejores especialistas, ya que cualquier deficiencia genera desequilibrios orgánicos y estos se traducen en patologías.