El Berro (Nasturtium officinale) es una planta con muchas historias, como por ejemplo la del rey persa Jerjes quien ordenó a sus soldados comerlo para que se mantuvieran fuertes y saludables, lo cual es para tener en cuenta ya que el ejército persa destacaba en combate como unos de los más bravos de la historia, así como también los griegos creían que comer berro los hacia más ingeniosos, pero su aplicación externa era la que más reputación tenia, por elaborarse con él un tónico para el cabello muy eficaz, que promovía el crecimiento rápido del pelo y a la vez lo engrosaba.
El berro es comestible por ser excepcionalmente rico en vitaminas y minerales, destacando su altísimo contenido en vitamina C, muy importante para elevar las defensas orgánicas, los beneficios saludables del berro como planta medicinal se traducen en un excelente depurativo, diurético, expectorante, purgante, hipoglucemiante, odontálgico, antiescorbútico, tónico estimulante estomacal.
Es un excelente remedio natural para tratar las manchas o imperfecciones de la piel, para lo cual se utiliza su jugo muy rico en clorofila a modo de loción e internamente su riqueza en vitamina C hace de él un recurso que es especialmente valioso para tratar las enfermedades crónicas.
Sus componentes químicos explican porque es tan valorado en medicina natural, ya que posee; arginina, ácido aspártico, beta caroteno, biotina, folacina, ácido glutámico, glicina, histidina, isoleucina, lisina, metionina, ácido pantoténico, fenilalanina, serina, treonina, triptófano, tirosina y valina, por lo tanto es eficaz para un gran número de enfermedades de carácter inmunitario.
El Berro ha sido utilizado en el tratamiento de la tuberculosis y el zumo de berro recién prensado se ha utilizado tanto internamente como externamente para el tratamiento de molestias en el pecho y los riñones, a modo de cataplasma se dice que sus hojas son un tratamiento efectivo para los tumores glandulares, hinchazones e irritaciones linfáticas crónicas, así como inflamaciones de la piel.