El espino blanco es la planta más popular y efectiva para calmar dolencias cardiacas y algunos trastornos de origen nervioso, en especial los que afectan al sistema nervioso simpático, que suelen cursar con alteraciones en la frecuencia cardiaca y la tensión arterial.
Su alto contenido en flavonoides (catequina, rutina, quercetina y vitexina) le confiere la propiedad de regular el ritmo cardíaco y la tensión arterial. El espino blanco resulta especialmente indicado en caso de insuficiencia cardíaca leve, siempre y cuando el enfermo no esté a tratamiento con otros fármacos para el corazón, por el riesgo de interacciones potenciadoras.
Actúa sobre el sistema coronario al completo, con una acción vasodilatadora que ayuda a prevenir las anginas de pecho. Posee a su vez una acción hipotensora moderada, con la peculiaridad de que, en caso de tensión baja, eleva a niveles normales la presión sanguínea.
La acción reguladora del espino blanco sobre el sistema circulatorio y el corazón debe sumársele una actividad sedante que lo hace adecuado para tratar palpitaciones, taquicardias, insomnio, irritabilidad, etc, sin riesgo de dependencia física. Por ello es una de plantas medicinales más utilizadas para ayudar en la deshabituación de psicofármacos.
Otra propiedad medicinal del espino blanco es la de combatir los síntomas del resfriado gracias a su leve acción antitusiva y su moderado efecto antipirético, contribuyendo a despejar las vías respiratorias y disminuir levemente la fiebre.
La forma de consumir espino blanco es siempre por vía oral, en distintas dosis y presentaciones. Para el tratamiento de trastornos nerviosos suele emplearse asociado a otras plantas medicinales.
Importante: No debe tomarse por embarazadas o en periodo de lactancia.