Los beneficios del anís verde en el aparato digestivo comienzan ya en la misma cavidad bucal. El mal sabor de boca y la halitosis se pueden mejorar masticando unos pocos granos de la planta.
A nivel del estómago, las propiedades carminativas del anís verde alivian aerofagias y gastralgias. Para el tratamiento de las dispepsias se suele asociar el anís verde a otras plantas medicinales.
El anís verde supone un gran alivio en los cólicos intestinales, especialmente cuando están relacionados con un exceso de gases.
El anís verde permite tratar diarreas a la vez que alivia el dolor abdominal y favorece la digestión. Los beneficios del anís verde en este caso no se deben a una acción astringente sino a su efecto sobre el peristaltismo intestinal. Se suele emplear como refuerzo de las dietas astringentes.
El anís verde presenta una ligera acción antiinflamatoria que se aprovecha en casos de gastritis, y acelera la regeneración de las mucosas, propiedad medicinal que ayuda al restablecimiento de la persona que sufre un proceso entérico o una diarrea no bacteriana.
La parte empleada son los granos o semillas de la planta. Suelen consumirse en infusión o decocción, pero también se puede emplear polvo micronizado o, con precaución, aceite esencial.
El anís verde solo está contraindicado en personas alérgicas al anetol. Por su baja toxicidad de la planta permite emplearla en bebés y en madres lactantes.