La retención de líquidos puede tener diversos orígenes. La genética juega un papel importante ya que los fallos del organismo que lo llevan a retener líquidos se pueden heredar de una generación a otra. En la retención de líquidos suele haber una mala circulación, las venas no bombean bien la sangre de retorno y eso hace que acumulemos líquidos sobretodo en piernas y en tobillos. El deporte mejora la circulación así que el sedentarismo también es un factor de riesgo, al igual que la alimentación, llevar una dieta inadecuada supone una sobrecarga de toxinas para el cuerpo y éste tiene mayor dificultad para drenarse.
Síntomas de la retención de líquidos
Es importante poder separar problemas como la retención de líquidos y el sobrepeso, aunque muchas veces el agua que retenemos nos puede llevar a un estado de sobrepeso. Los síntomas principales de un problema de retención son la sensación de hinchazón generalizada en todo el cuerpo pero principalmente en las piernas y la sensación de pesadez.
Deben evitarse todos aquellos alimentos que hagan sentir el cuerpo más hinchado o que liberen toxinas en él. Las bebidas con gas, el alcohol, el café y también todos aquellos alimentos grasos y altamente calóricos como la bollería industrial, la carne animal alta en grasa (como la del cerdo) y productos con azúcar refinado o bebidas azucaradas.
Lo ideal es ingerir un mínimo de 2 litros de agua al día, ya que cuanto menos líquido se beba más retención produce el organismo. Para mejorar la circulación es importante hacer alguna actividad física, aunque sea un paseo diario de forma suave.
Los alimentos con alto contenido en fibra y en agua, tales como las hortalizas o las frutas, se deberían consumir de manera diaria.