La alteración del ritmo cardiaco puede llegar a producir un ataque cardiaco en casos graves y afectar a una o todas las cámaras del corazón (aurículas y ventrículos). Cuando esta anomalía tiene su origen en el aspecto nutricional, es cuando nuestra alimentación impacta sobre distintos niveles orgánicos que inducen a la taquicardia.
A nivel nutricional debemos mencionar los efectos del consumo de cafeína sobre el corazón, ya que estimula al sistema nervioso central y suele utilizarse para aumentar la claridad mental o mantenerse despierto por más tiempo al disminuir la somnolencia, pero debemos tener en cuenta que tomar más de cinco tazas de café al día representa un exceso y puede afectar el ritmo cardíaco lo suficiente como para causar taquicardia.
El alcohol es otro factor relacionado con las alteraciones del ritmo cardiaco, ya que es absorbido directamente por el torrente sanguíneo y un exceso de su consumo también se asocia con la taquicardia, al producir una agrupación de los glóbulos rojos, impidiendo así la entrega de oxígeno por parte de éstos a los tejidos y para compensar esta situación el corazón late más rápido, tratando de hacer circular más oxígeno, por que los tejidos y órganos los requieren.
Una deficiencia vitamínica puede ser responsables de anomalías en el ritmo cardiaco, como es el caso de la tiamina o vitamina B1, ya que ésta es necesaria para que se produzcan ciertas reacciones enzimáticas que favorecen al sistema cardiovascular, nervioso, muscular y gastrointestinal, pudiendo evitar su deficiencia a través del consumo de granos enteros, legumbres, nueces, carne magra de cerdo y la levadura de cerveza en polvo, que son las fuentes más ricas en tiamina.
Entre la deficiencia de minerales como magnesio y potasio se pueden encontrar otros que también causan taquicardia, pero todos estos se pueden obtener con el consumo de cereales integrales, frutos secos, espinacas, ciruelas, pasas y bananas, todos alimentos muy ricos en éstos minerales esenciales que previenen las taquicardias.