La composición química de las uvas rojas, especialmente la contenida en el mosto o desechos resultantes después de la extracción del jugo para la elaboración de vinos, pueden reducir dramáticamente el riesgo a la hipertensión y enfermedades cardiacas, por encima de los efectos saludables que ofrece el vino tinto, según los investigadores han encontrado.
Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, en un estudio publicado en la revista Nutrition, obtuvieron un extracto a partir de la llamada fibra dietética de uva (GADF) conformada por las semillas y la piel de las uvas rojas, que suministraron a un grupo de control obteniendo como resultado una disminución de hasta un 5 por ciento de la presión arterial en casos de hipertensión, mientras que los niveles de colesterol total también habían disminuido pero hasta un 14 por ciento.
Los niveles de colesterol LDL o colesterol malo disminuyeron de manera significativa, después de consumir el extracto GADF, que además mejoró el perfil lipídico de los participantes, considerado como una medida de riesgo de enfermedad cardíaca sobre la base de una variedad de pruebas cardiovasculares.
Entre los participantes con colesterol alto, las reducciones del mismo fueron aún más sorprendentes, presentando una reducción del 14,2 pc en el colesterol total y una disminución de 11,6 pc en los niveles de LDL o colesterol malo.
Como resultado final del estudio los componentes químicos de la uva roja en forma de extracto mostraron tener efectos significativos en la reducción de la presión arterial y el perfil lipídico , efectos que parecen ser mayores que los causados por otras fibras dietéticas, como la fibra de avena o de psyllium, probablemente debido al efecto combinado de la fibra dietética y antioxidantes.
Las uvas rojas han sido elogiadas como un súper alimento con efectos positivos sobre el corazón, en gran parte debido a su alto contenido en resveratrol, un componente antioxidante que gran variedad de estudios han relacionado con una mayor esperanza de vida, por tener la capacidad de reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer, así como de los niveles de azúcar en la sangre y los procesos inflamatorios.