Según estadísticas casi un 0,4 por ciento de los niños suelen padecer reacciones alérgicas a la soja, pudiendo extenderse la condición hasta 10 años en el 31 por ciento de los casos, así como también en otros muy particulares puede llegar a extenderse de por vida.
La soja y sus productos derivados son una fuente de proteínas vegetales consideradas como las más completas dentro del reino, además de ser baja en grasas saturadas la soja proporciona una alternativa económica a la carne y la proteína láctea, por lo cual se encuentra totalmente difundida a nivel mundial como uno de los alimentos más consumidos.
Sin embargo este súper alimento para ciertas personas puede representar la causa de una reacción alérgica, ya que contiene 16 proteínas potencialmente alergénicas identificadas, según un estudio del Laboratorio Abbott publicado en la revista "Journal of Nutrition".
Para comprender como funciona un proceso alérgico debemos saber que el tracto digestivo de una persona normal neutraliza las proteínas de soja antes de entrar en el torrente sanguíneo, pero en individuos susceptibles esos mecanismos de neutralización no han madurado completamente y por lo tanto las proteínas de la soja llegarán a su torrente sanguíneo sumando anticuerpos IgE que atacan a los productos químicos, incluyendo la histamina.
Estos productos químicos causan los síntomas asociados con alergias a la soja, lo que explicaría por qué los niños suelen ser más perjudicados en lo que respecta a las condiciones alérgicas, ya que ellos tienen sus sistemas digestivos en desarrollo.
Los síntomas de alergia afloran a la superficie en unos pocos minutos o unas pocas horas después de la ingestión del alimento, en este caso la soja o alimentos a base de soja, pudiendo llegar a manifestarse de forma leve o en casos graves. Los síntomas digestivos se presentan como cólicos, náuseas, vómitos y diarrea, así como otras señales son: picor en la piel, la boca y cara hinchada, hormigueo de los labios o la lengua.