La naranja amarga, cuyo nombre científico es citrus aurantium, es una fruta que procede de África y Siria y que nada tiene que ver con la naranja dulce que se consume habitualmente, que proviene de China y que posee unas propiedades completamente distintas.
La naranja amarga contiene todas sus propiedades en la piel blanquecina que queda una vez se ha pelado la cáscara. Es en esta zona dónde encontramos una sustancia llamada sinefrina.
La sinefrina contribuye a que las grasas se degraden, ayudando así a que sean metabolizadas adecuadamente sin que se almacenen en un alto grado. Este mismo mecanismo de acción también lo posee frente a los hidratos de carbono, permitiendo así que la glucosa obtenida a través de éstos no se transforme en grasa.
Además acelera nuestro metabolismo, esto quiere decir que la naranja amarga aumenta nuestro gasto diario de calorías, por lo que complemente a la perfección cualquier dieta para perder peso.
La naranja amarga se podría tomar a través de la misma fruta, este sería la manera más natural de aprovechar sus beneficios.
No obstante, puede ser difícil de encontrar y no se cultiva en todos los países. Por este motivo la forma más cómoda y eficaz de tomarla es mediante un complemento nutricional.
Estos complementos se comercializan en forma de cápsulas y siempre hay que ceñirse a la dosis y posología especificada en el envase.
Debemos tener en cuenta que los complementos nutricionales no deben sustituir jamás a una dieta equilibrada y que ningún complemento adelgaza por sí solo.
La naranja amarga es una de las mejores opciones para quemar grasas, pero debemos acompañar este tratamiento de una dieta equilibrada y moderada y debemos aprender a reducir las grasas innecesarias que ingerimos a través de la alimentación.