La chía (Salvia hispanica) es una planta originaria de América Central, por el 3500 a.C. la chía era uno de sus cuatro cultivos principales de la cultura mayas, cuyos beneficios se deben fundamentalmente a su elevado contenido en ácidos grasos esenciales y a su fibra soluble.
Las semillas de chía están compuestas por cerca de un tercio de lípidos y constituyen la mayor fuente vegetal de omega 3. Por lo tanto, su consumo ayuda a prevenir accidentes cardiovasculares, regula el colesterol, previene algunas enfermedades degenerativas y posee acción antioxidante.
Por su parte, la fibra soluble dificulta la absorción del colesterol fundamentalmente y también de azúcares en el intestino. Por tanto la fibra soluble potencia las propiedades de la Chía para bajar el colesterol a la vez que previene los niveles elevados de triglicéridos en sangre.
La chía constituye además una fuente de minerales como el hierro, imprescindible en la prevención de la anemia, el calcio, indispensable en el crecimiento y para la prevención de la osteoporosis, el magnesio, necesario para combatir la fatiga física y mental, y el fósforo, alimento indispensable para el sistema nervioso.
Otras propiedades medicinales de la chía, de eficacia no tan constatada como las anteriormente mencionadas, son las que hacen referencia a su poder antiinflamatorio y a su capacidad para prevenir la formación de tumores más allá del efecto debido a su poder antioxidante.
Las semillas de chía presentan la ventaja adicional de estar libre de gluten y, por tanto, poder ser consumidas por celíacos sin peligro alguno para su salud.