La salicaria es una planta de hoja perenne que crece en terrenos muy húmedos como las riberas de los ríos y se extiende rápidamente ahogando la flora circundante.
Las propiedades medicinales de la salicaria se deben fundamentalmente a su riqueza en taninos, que le otorgan propiedades astringentes. Pero entre sus principios activos se encuentran también sustancias antitumorales y antocianina, capaz de mejorar algunos problemas de visión y de circulación así como procesos de tipo inflamatorio.
Cuando se utiliza en forma de infusión, permite realizar lavados oculares que pueden ser beneficiosos en casos de conjuntivitis, siempre que se tenga la precaución de filtrar perfectamente el líquido antes de su uso.
La salicaria es una planta antidiarreica, y en la actualidad se estudia la conveniencia o no de su uso en pacientes con enfermedad de Chron.
También es la salicaria una planta que ayuda a ralentizar algunas enfermedades degenerativas, en especial las asociadas al proceso natural de envejecimiento.
Aplicada de manera local, la salicaria resulta efectiva en el tratamiento de eccemas y otras afecciones cutáneas, en especial en casos de dermatitis seborreica. También ayuda a la coagulación de la sangre, siendo empleada para detener hemorragias nasales, así como antiguamente se empleaba en forma de lavativas para disminuir los problemas de menorragias. Y continuando con los beneficios de la salicaria en el aparato reproductor femenino, permite tratar casos de prurito vaginal no causados por hongos.
Por su contenido en taninos no se recomiendan tratamientos prolongados por vía oral a base de salicaria a personas con problemas de anemia ferropénica. En caso de estar tomando suplementos de hierro, deberán espaciarse al menos dos horas en relación a la ingesta del preparado que contenga salicaria.