Los sofocos en la menopausia suelen ser apaleados con el tratamiento de terapia hormonal, que es uno de los tratamientos médicos más comunes, pero desde un enfoque natural algunas investigaciones sugieren que el polen de abeja puede jugar un papel importante en la reducción de los sofocos menopaúsicos, siendo utilizado como un recurso natural por las terapias alternativas, sin embargo siempre su uso debe ser recomendado por un profesional, particularmente si se tienen antecedentes alérgicos.
Se sabe que todos los desequilibrios que genera la menopausia en el cuerpo de una mujer, tienen su origen en el aspecto hormonal, ya que la condición se caracteriza por la disminución natural de los estrógenos, atribuyéndole a esta situación la aparición de los sofocos o acaloramientos repentinos, que en algunos casos presentan una traspiración profusa y muy incómoda para la mujer.
Cuando estas hormonas femeninas se reducen a nivel orgánico, pueden afectar el funcionamiento del hipotálamo o la glándula que actúa como el termostato natural del cuerpo y entre las sensaciones que puede generar se encuentran las palpitaciones y transpiración, particularmente en la parte superior del cuerpo.
El polen de abeja es obtenido de las plantas y elaborado por los insectos al agregarle sus enzimas digestivas, así obtiene una sustancia capaz de proporcionar una rica fuente de aminoácidos, vitaminas, minerales y enzimas, así como ciertos elementos traza. Su composición química puede variar un poco, dependiendo del tipo de flor o planta elegida por las abejas, pero generalmente contiene alrededor de 2 por ciento de grasa, 3 por ciento de vitaminas y minerales, el 30 por ciento de proteína y 55 por ciento de carbohidratos.
Esta combinación de sustancias le brindan al polen de abeja la capacidad para actuar sobre la salud mejorando las funciones metabólicas, así como endocrinológicas elevando la producción hormonal, siendo ésta función la que favorecería el equilibrio hormonal en los casos de menopausia y su síntomas.