Mientras que el niño crece en el interior de su madre, ésta necesita alimentarse saludablemente con comidas nutritivas, descartando comidas rápidas o elaboradas para no tener complicaciones. Los tomates en el caso de la nutrición prenatal son muy indicados, ya que es uno de los alimentos frescos y saludables que favorece la gestación y protege la salud de la mujer embarazada.
Los tomates son una fuente muy rica de vitamina C, uno de los muchos nutrientes esenciales que son indispensables durante el embarazo, al intervenir en la formación de colágeno, huesos, dientes y encías.
Esta vitamina también ayuda en la absorción del hierro, situación que es motivo de especial preocupación durante el embarazo, debido a que las mujeres embarazadas suelen tener mayores necesidades de hierro.
Por lo cual en el caso de consumir suplementos recetados de hierro durante el embarazo, comer tomates ricos en vitamina C puede ayudar a absorber mejor este hierro adicional.
Además los tomates contienen altas cantidades de licopeno, un antioxidante natural de comprobada eficacia para proteger contra el daño celular, que según los Institutos Nacionales de la Salud señalan, es seguro para las mujeres embarazadas, pero en su estado natural o sea cuando se encuentra contenido en la fruta y no en forma de suplemento dietario.
Mientras que los tomates pueden aportar un gran valor nutricional durante el embarazo, se debe tener en cuenta que en algunos casos cuando se sufre de acidez, suele suspenderse su consumo hasta controlar el problema, situación que puede acentuarse en la segunda mitad del embarazo, ya que la acidez se convierte en una preocupación para algunas mujeres, debido a que la hormona progesterona relaja la válvula que separa el esófago del estómago, causando reflujo ácido y la sensación de ardor estomacal.