Los probióticos contenidos en el kéfir se genera a partir de granos, los cuales a su vez producen un gel llamado “kerafin”, cuyos efectos en la leche generan una cuajada densa similar a la textura del yogur pero más grumosa y rica en vitaminas, minerales y proteínas de fácil asimilación, por lo tanto favorecen la salud digestiva en general, pero también combate uno de los problemas más comunes de la época moderna la acidez estomacal y su consecuencia más grave, el reflujo acido.
Las bacterias benéficas del kéfir combaten a las bacterias nocivas para la salud del cuerpo, habiendo demostrado ser eficaz contra los problemas digestivos tales como; intolerancia a la lactosa, reflujo ácido, síndrome del intestino irritable, diarrea, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.
El kéfir contiene 10 cepas probióticas, entre ellas; lactobacillus lactis, bifidobacterium longum, y lactobacillus acidophilus, todas ayudan a estimular el sistema inmunológico y mejoran directamente la digestión, así como el lactobacillus rhamnosus y el lactobacillius casei, trabajan para limitar las bacterias intestinales dañinas y combatir las infecciones del tracto intestinal.
El caso puntual del reflujo ácido, que se produce cuando los ácidos del estómago viajan hacia el esófago, puede ser provocado por distintos factores como; ciertos alimentos, el alcohol, la cafeína, el estrés, la obesidad o el embarazo.
Los probióticos del kéfir ayudan a equilibrar el tracto gastrointestinal, reduciendo la presión en el estómago y por lo tanto controlando el reflujo de los ácidos hacia el esófago.
El kéfir es una bebida láctea probiótica que tiene la capacidad de elevar las defensas orgánicas a nivel intestinal, situación que lo ubica como un verdadero alimento medicamento que se elabora generalmente a partir de leche de vaca o leche de cabra, puede adquirirse en tienda naturistas, pero es muy fácil de hacer en casa y se puede condimentar a gusto, solamente se debe disponer de los granos de kéfir para generar el proceso de fermentación natural.