La raza japonesa tiene una incidencia menor en las tasas de cáncer de mama, comparados con los occidentales debido a que comen menos y se centran en la alta calidad de los alimentos en cuanto a riqueza de nutrientes. La dieta japonesa se basa en el arroz, mariscos, huevos, verduras y alimentos de soya, los cuales son saludables para cualquier dieta, pero además cuentan con ciertos alimentos de elaboración especial que forman parte de la categoría de alimentos-medicamentos.
Entre los alimentos japoneses más tradicionales encontramos los siguientes;
El Miso es un preparado a base de soja fermentada que ofrece una gran cantidad de beneficios para la salud y la nutrición, ya que es muy rico en grasas poliinsaturadas o grasas saludables, que favorecen la salud cardiaca y no incrementan los trgliceridos. El Miso proporciona una buena dosis de vitaminas y minerales, incluyendo al calcio, hierro, potasio, proteínas y vitaminas del grupo B.
El Miso también es considerado un súper alimento debido a sus propiedades medicinales, como ayudar a mejorar la digestión y evitar infecciones en los intestinos. Comer miso puede reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, incluyendo; riñones, de útero, de mama, de ovario y de próstata.
Muchos platos japoneses, como el sushi y las sopas utilizan algas marinas como ingrediente principal y éstas pueden ser consideradas como una verdura de hoja verde similar a las espinacas o col rizada, considerándose uno de los alimentos más saludables que componen de la dieta japonesa.
Las algas contiene la más amplia gama de vitaminas y minerales comparadas con cualquier alimento, sobre todo debido su contenido en calcio, por ello consumir una dieta rica en algas marinas puede ayudar a la digestión, proteger el revestimiento de los pulmones, regular el azúcar en la sangre y estimular la función renal saludable.
Muchos tipos de hongos son utilizados en la cocina tradicional japonesa, entre ellos el shiitake, hoy motivo de estudios científicos por sus marcados efectos estimuladores sobre el sistema inmune y la lucha contra el cáncer.
Los hongos son bajos en calorías y ricos en nutrientes, grasas saludables y fibra, por ello consumirlos de forma regular brindan una mayor fortaleza orgánica para combatir infecciones bacterianas, víricas y fúngicas.