Un hueso fracturado acelera su curación cuando se consumen cantidades adecuadas de proteínas, calcio, antioxidantes y vitaminas D y K. Las proteínas y el calcio actúan sinérgicamente para construir y reparar lesiones óseas, sin embargo para que el calcio sea absorbido correctamente, es necesario un consumo adecuado de vitamina D y magnesio, así como para metabolizar la proteína, es necesario consumir suficiente vitamina K.
Los antioxidantes ayudan al cuerpo a combatir los radicales libres o moléculas que dañan las células creadas por el tejido dañado en el lugar del hueso roto.
Las sardinas son muy ricas en calcio y vitamina D, la combinación perfecta para la asimilación inmediata de ambos, además son ricas en proteínas, que se suma y potencia su poder reparador natural.
Una porción de verduras al día es suficiente para satisfacer las necesidades de vitamina K, siendo los vegetales más recomendables los de hojas verdes oscura y el brócoli, ya que estos son muy ricos en calcio, magnesio y antioxidantes, para luchar contra los radicales libres que retrasan la curación.
Los productos lácteos son ricos en calcio y proteínas, además en el caso de la leche es a menudo fortificada con vitamina D, así como también muchos cereales son fortificados con calcio y vitamina D, por lo tanto su combinación con los lácteos potencias su efecto reparador óseo.
Se debe tener en cuenta sin embargo que muchos de los productos lácteos son ricos en grasas saturadas y colesterol, por ello se deben elegir los bajos en grasa, en particular cuando se padece una enfermedad cardiaca o problemas de peso.
Las proteínas son elementos básicos de construcción y reparación orgánica, por ello se debe incrementar su consumo en el caso de atravesar por una fractura, pero debe acompañarse con una mayor ingesta de calcio, vitaminas D y K, ya que de lo contrario un exceso de consumo de proteínas pueden conducir a la pérdida de calcio de los huesos, según la Escuela de salud pública de Harvard.