El asma es una enfermedad se caracteriza por inflamar los pulmones, provocando que las vías respiratorias reduzcan su volumen y como consecuencia se dificulta la respiración. Los ataques de asma pueden ser desencadenados por alergias, el estrés, el clima frío, el esfuerzo físico, los virus o el humo, como factores comunes, que se pueden combatir con medicamentos, inhaladores y una dieta saludable, en la cual se deben limitar o eliminar ciertos alimentos para prevenir o disminuir la severidad de los síntomas.
Los productos lácteos tales como la leche, el queso y el yogur, son factores desencadenantes o que empeoran los síntomas asmáticos, ya que la textura y la consistencia de los productos lácteos tienen la capacidad de exacerbar la producción de mucosidad y por lo tanto la congestión, haciendo que sea más difícil respirar libremente.
En particular los productos lácteos altos en grasa son los que empeoran la inflamación, por ello para evitarlas se deberá limitar o evitar los productos lácteos y los alimentos que contengan cantidades significativas de la leche, como; la mantequilla, el queso o la crema. Entre los alimentos y bebidas con alto contenido de productos lácteos se incluyen a; el queso de la pizza, pastas rellenas, sopas cremosas, pasteles de queso, nachos, helado, yogurt congelado, café con leche, batidos y batidos cremosos.
Las carnes rojas contribuyen a generar ataques asmáticos por ser muy ricas en grasas saturadas y según un estudio publicado en el "Europea Jornal of Clínica Nutrición", este tipo de grasas pueden contribuir al asma, ya que los investigadores encontraron en los niños que consumían dietas ricas en grasas saturadas, que eran más propensos a tener asma comparados con aquellos niños que no las consumían. Para evitar este efecto se deberán sustituir las carnes rojas o muy grasosas, por carnes blancas saludables como; la de pescado y pollo o pavo sin piel.
Los cítricos y los tomates, si bien son muy valiosos como fuentes de fibra y nutrientes, también pueden empeorar los síntomas del asma. Estos últimos alimentos afectan a las personas con asma de manera diferente, por ello deben evaluarse con un profesional para saber en cada caso particular, si se deben restringir o eliminar.