La Bardana es una bisanua de apariencia bastante maciza que crece en regiones de temperaturas templadas. Su éxito en el terreno medicinal reside en que la bardana desde muy antiguo ha sido utilizada para afecciones de tipo cutáneo.
El punto interesante de la planta es su raíz, ya que la raíz de bardana es una fuente de inulina muy importante, hipoglucemiante suave que ayuda a las personas diabéticas en sus tratamientos.
La inulina es un glúcido de similares propiedades al almidón, y que actúa como una penicilina. Además de esto es rica en polienos que tienen propiedades antibacterianas y antifúngicas (es decir, que actúan contra los hongos).
Es gracias a estos componentes que la raíz de bardana es muy útil para tratar muchas y variadas enfermedades cutáneas, ya sea un mero acné, un eczema, la psoriasis o abscesos múltiples.
La bardana, además de sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, tiene además ácidos-alcoholes que son capaces de retirar del organismo las toxinas que inducen la aparición de espinillas, por medio de su eliminación hepática y por los riñones.
La bardana también se utiliza en casos sencillos de piel grasa. Su eficacia se acrecienta si la unimos al uso del pensamiento (otra planta).
Por vía interna se debe preparar un té con 20g de Bardana por litro de agua, tomando hasta 3 tazas diarias antes de las comidas.
Externamente ese mismo té más concentrado se aplica en forma de compresas sobre el rostro para la prevención y eliminación del acné o sobre la región de piel afectada.