Los nombres comunes con los que se conoce al Álamo Balsámico son; el álamo bálsamo, bálsamo americano de Galaad, yemas de Galaad o bálsamo de la Meca, ya que es mencionado en la Biblia (Génesis 37:25 y Jeremías 8:22). Este árbol tiene una fragancia maravillosa y cuando se hierve en aceite de oliva o grasa de cacao, se transforma en un excelente bálsamo, con resultados similares a los medicamentos utilizados para este fin.
El Álamo Balsámico ha sido utilizado por sus propiedades medicinales para el tratamiento de distintas condiciones dérmicas, es por ello que las estéticas lo explotan con asiduidad, sobre todo por su eficiencia para eliminar las arrugas. Combinado con agua de cebada mejora la tez y conserva la apariencia juvenil de forma natural si se utiliza tan sólo una vez al día.
Las yemas del Álamo Balsámico se cuecen en su resina para disolverlas luego en alcohol, el que es utilizado como conservante en los ungüentos elaborados como un remedio popular conocido con el nombre de “bálsamo”, cuyas propiedades medicinales se aplican para el tratamiento de úlceras, tintura para el dolor de muelas, reumatismo, diarrea, heridas, así como su té es utilizado para lavativas sobre todo tipo de inflamación, congelación, esguinces y distensión muscular.
Internamente el Álamo balsámico se utiliza como té para tratar la tos y enfermedades pulmonares, por ser un gran expectorante natural, elaborándose con la corteza interior que además según la medicina natural tiene efectos muy positivos para tratar el escorbuto, enfermedades oftálmicas y como tónico sanguíneo, así como el té de la raíz se utiliza para tratar los casos de migraña, probablemente por su contenido en salicina, lo cual explica sus cualidades similares a la aspirina.