La Acacia también conocida como “Árbol de la goma arábiga” era sagrada para los antiguos hebreos y fue Moisés quien usó madera de acacia para la construcción del “Arca de la Alianza” y el sagrado tabernáculo según lo registrado en la Biblia (Éxodo, 25-40), pero además según una leyenda cristiana del Cercano Oriente, una especie de acacia espinosa fue utilizada para la corona de espinas de Cristo.
La Acacia posee propiedades medicinales que se han utilizado desde la antigüedad para tratar la inflamación de los ojos debido al polvo, muy común entre los campesinos, vaqueros y viajeros que realizan trabajos a la intemperie, utilizándose habitualmente las semillas de acacia para colocarlas directamente sobre el área inflamada en cada ojo.
Una de las principales propiedades saludables de la acacia o de la goma arábiga es formar una capa protectora, calmante sobre las infecciones de las vías respiratorias, digestivas y urinarias, siendo muy útil para la tos, dolor de garganta, catarro, como lava ojos, diarrea y disentería, en estas dos últimas condiciones destaca por su capacidad extremadamente astringente natural.
Cuando la acacia se combina con azúcar morena es utilizada con mucho éxito para el tratamiento de la fiebre tifoidea, aunque por lo general la goma arábiga solo se disuelve en agua para obtener un mucílago o sustancia viscosa, que es el medicamento natural en sí, con el que se preparan jarabes mezclando 1 parte de mucílago con 3 partes de azúcar o miel, para consumirlo de 3 a 4 veces al día, dependiendo de la condición inflamatoria a tratar.
Las propiedades astringentes de la Acacia son muy efectivas para los casos de infecciones o inflamaciones de las conjuntivas oculares, por ello es uno de los remedios naturales más utilizados para tratar naturalmente los casos de conjuntivitis, tan común en los niños pequeños